La omnipresencia de la publicidad personalizada en nuestra cotidianeidad digital es algo a lo que la gran mayoría de nosotros ya se ha habituado. Pero, ¿cómo logran los anunciantes ser tan precisos en sus ofertas? ¿Están nuestros dispositivos móviles invadiendo nuestras conversaciones privadas? La realidad puede ser incluso más perturbadora.

Contrariamente a las creencias más difundidas, nuestros dispositivos móviles no están activamente escuchando nuestras conversaciones para proporcionarnos anuncios ad hoc. Sí, están diseñados para reconocer palabras clave específicas para gatillar funciones de asistentes personales como Siri o Alexa, pero no transmiten de manera continua nuestras conversaciones a las empresas de publicidad. Eso requeriría de recursos significativos y, además, entraría en flagrante violación de las leyes de privacidad.

En lugar de espiar nuestras charlas, nuestros dispositivos están recolectando de manera constante una ingente cantidad de datos sobre nosotros, que incluyen información de ubicación, historial de búsqueda, de navegación y de compras, e interacciones físicas con el dispositivo. Este volumen de datos es más valioso para los anunciantes que el propio contenido de nuestras conversaciones.

Este proceso, conocido como fingerprinting o huella digital, es una técnica utilizada por los anunciantes para identificar y rastrear a los usuarios en la Red, se basa en la captura de datos específicos del dispositivo y las pautas de comportamiento del usuario en la web, más que en información personal identificable como el nombre o correo electrónico.

Así, al visitar sitios web e interactuar de diversas maneras con ellos, dejamos pequeñas «huellas» de nuestra actividad. Estos rastros pueden incluir el tipo de dispositivo que usamos, el sistema operativo, la versión del navegador, la configuración de pantalla, las extensiones instaladas, etc. También incluyen nuestro comportamiento online, como los sitios web visitados, el tiempo de estancia en ellos, búsquedas, compras, etc. Esta recopilación de datos conforma un perfil único y detallado que funciona prácticamente como un DNI digital, y es lo que los anunciantes utilizan para rastrear nuestra actividad, siendo capaces de mostrarnos anuncios personalizados, incluso si borramos nuestras cookies o navegamos en modo incógnito.

Este método de publicidad puede ser percibido como invasivo o inquietante, pero es simplemente el resultado de los anunciantes utilizando los datos disponibles para hacer predicciones precisas sobre nuestras preferencias. Expertos apuntan que el futuro de la publicidad dirigida podría implicar el uso de Inteligencia Artificial (IA) generativa, que permite crear publicidad altamente personalizada. Sin embargo, este tipo de publicidad también implica cuestionamientos éticos y de privacidad que aún deben ser discutidos.