Hollywood siempre ha jugado un papel fundamental en la adopción de tecnologías innovadoras. Recientemente, las maquinarias de la meca del cine han empezado a engrandecerse con un nuevo aliado: la Inteligencia Artificial. Es un hecho que la IA está revolucionando todos los sectores de industria y no iba a dejar de lado a la industria del entretenimiento. De entre sus posibles aplicaciones, destacan dos que están generando especial atención: la recreación de personalidades y la reescritura de guiones.

El uso de la IA para la generación de clones digitales de personalidades conocidas es una de las aplicaciones que más interés suscita. Estos clones, también conocidos como deepfakes, son utilizados con fines publicitarios, sustituyendo a los actores, o bien, recreando a estrellas del pasado. Sin embargo, ello conlleva polémica por las implicaciones éticas que pueden surgir, desde la usurpación de identidad hasta el posible uso indebido de la imagen de las personas.

Por otro lado, la IA también está siendo utilizada para la reescritura de guiones. Softwares avanzados de aprendizaje automático se utilizan para analizar guiones preexistentes y generar nuevos diálogos o incluso tramas completas. Aunque esto podría ser una verdadera revolución en cuanto a la eficiencia en la creación de contenidos, se abre un intenso debate acerca de la originalidad del trabajo artístico y el papel de los guionistas en la industria.

Es esencial entender que la IA no debería sustituir a las personas, sino ayudarlas a crear de formas nuevas y emocionantes. Como cualquier otra herramienta poderosa, la IA debe ser usada de forma responsable. El desafío se encuentra entonces en equilibrar la adopción de estas poderosas tecnologías, con la preservación de los valores éticos y la originalidad humana que caracterizan a la industria del cine.